La artista Núria Toll nació en 1988 en Igualada, Barcelona. Ha cursado estudios de Diseño y Grafismo, que la han permitido hacer del diseño gráfico su profesión. En el año 2014, gracias a la iniciativa Murs Lliures de Rebobinart, comenzó a plasmar sus obras en muros, lo que la llevó a adentrarse en el mundo del arte urbano. Su estilo se caracteriza por las líneas rectas y formas geométricas a partir de las cuales crea un mundo de animales y naturaleza. Su dominio del diseño y la ilustración la ha llevado a crear obras en las que se puede apreciar un trabajo totalmente milimétrico y cuidadoso, características por un minimalismo contemporáneo y un encanto naïf.
Tienes formación en diseño gráfico pero actualmente tu carrera profesional está principalmente focalizada en el arte urbano. ¿Qué fue lo que te llevó a adentrarte en este sector creativo?
A pesar de ser diseñadora gráfica y trabajar mucho con el ordenador, siempre he intentado seguir haciendo muchas cosas a mano porque son los procesos que más disfruto. Nunca he dejado de dibujar y experimentar con nuevas técnicas, y cuando descubrí el spray decidí probarlo por curiosidad. Tener las paredes de Wallspot cerca también fue una gran ayuda para empezar;)
Aunque ya hace tiempo que haces murales artísticos, no fue hasta el año pasado que decidiste apostar exclusivamente por el arte urbano. ¿Qué impulsó esta transición profesional?
Durante un tiempo compagine otros trabajos con los murales, pero tenía claro que el objetivo final era poderme dedicar exclusivamente. Esta etapa de transición me sirvió para darme a conocer un poco e ir creando portfolio y una red de contactos, por lo que cuando decidí centrarme en los murales ya tenía experiencia y me fue más fácil saber por dónde tirar.
¿Crees que tu formación en diseño ha tenido un papel importante al hacer que la geometría sea un elemento fundamental en la composición de tus obras?
La geometría en realidad viene más dada por el hecho de que cuando empecé a pintar me veía incapaz de controlar un spray, así que empecé a utilizar cinta de pintor para delimitar formas. De esta «solución» técnica que encontré al principio, surge el estilo que sigo utilizando a día de hoy. Mi formación en diseño tiene más que ver con otros elementos que he ido incorporando, como por ejemplo el uso de la tipografía, o con el proceso que sigo (ya que primero preparo las composiciones digitalmente).
Los motivos de tus murales a menudo combinan animales o naturaleza con elementos tipográficos. ¿Qué referentes dirías que han influenciado tu estilo?
En cuanto a las ilustraciones, hay una referencia clara al Tangram, que es un recuerdo muy presente de mi infancia. Me parece muy interesante crear figuras reconocibles a partir de formas geométricas, jugando y combinándolas entre ellas. Y por otro lado, siempre me han llamado mucho la atención los procesos más artesanales del diseño y sobre todo las letras hechas a mano. Recuerdo que, cuando estudiaba, conocí el trabajo de Ricardo Rousselot y me encantó! Me gusta mucho todo lo relacionado con la caligrafía y el rotulismo, y supongo que de algún modo todos estos referentes me han ido influenciando. Con los murales, primero empecé con ilustración (que me parecía más fácil y asumible) y a medida que he ido aprendiendo la técnica y nuevos recursos para trabajar, he buscado la manera de ir incorporando también la tipografía.
En un momento crucial de cambio climático, de extinción de especies vegetales y animales, dirías que, de alguna manera, tus obras también reclaman la necesidad de cuidar todo lo vital y primal que nos ha dado la tierra?
Tengo la sensación de que vivimos muy lejos de la naturaleza. Físicamente quizás no es así, pero las grandes ciudades y el ritmo del día a día nos absorben y nos alejan. Con mis murales intento llevar pequeños espacios naturales en la ciudad y recordarnos que hay más allá del gris y el cemento que nos rodea. Y espero que esto nos recuerde también esta necesidad de cuidarlo.
A menudo trabajas con cinta de pintor en el momento de marcar las formas geométricas, lo que también facilita el proceso de hacer murales participativos con los más pequeños. ¿Crees que es importante estimular la creatividad de los niños y jóvenes a través del arte urbano? ¿Cambia tu proceso de creación cuando trabajas en esta tipología de proyectos?
Estimular la creatividad de los niños es importantísimo y cualquier actividad que los invite a hacerlo me parece indispensable durante toda la etapa de aprendizaje. Lo que veo con el arte urbano es que les es más cercano que otras disciplinas, y por justamente por eso les parece muy atractivo. Es decir, ven piezas de street art diariamente cerca de su casa, no necesitan ir a un museo por ejemplo, y eso les genera mucho interés y curiosidad. Referente al proceso de creación, yo soy una persona muy perfeccionista que no siempre disfruta del proceso de una obra, sino que lo «sufre» hasta que está terminada. Trabajar con niños te cambia completamente esta perspectiva y te recuerda lo divertido que puede ser experimentar, que no siempre ha de estado todo tan controlado. Con ellos tienes que cambiar el chip, no esperan grandes resultados, esperan aprender y sobre todo pasarlo bien. Para ellos, todo es nuevo y todo es motivo de celebración y se trata de viviréis hacerlo y disfrutarlo al máximo con ellos.
Has trabajado sobre varios formatos como vidrieras, persianas, tejidos, caravanas y incluso en una estación de metro. ¿Qué te aporta profesionalmente el hecho de trabajar con varios formatos?
Cada soporte es un reto. Las condiciones son diferentes en cada caso y hay que adaptarse para conseguir un buen resultado y eso para mí supone un gran esfuerzo. Es decir, tú puedes controlar el diseño y los colores que usarás por ejemplo, pero luego cada espacio es una sorpresa. Desde el estado de la superficie, a la climatología (si pintas en el exterior), o en la cantidad de gente que pasa mientras trabajas, son factores que no dependen de ti pero que te afectan de alguna manera. La experiencia es lo que te da seguridad para lidiar con todo esto y encontrar soluciones en cada caso.
Has desarrollado varios murales con otros artistas como OVNI, Julieta XLF, Sara Fratini o Tim Marsh. ¿Como es la experiencia de trabajar en sinergia con otros artistas? ¿Cómo afecta esto al proceso de creación?
Colaborar con otros artistas tiene una cosa buena, que es siempre es enriquecedor porque ves otras maneras de trabajar y puedes aprender mucho. Pero la otra cara de la moneda es que no siempre es fácil … cada uno tenemos nuestro método y nuestra manera de hacer las cosas, y no siempre coincidimos. Más allá del estilo de cada uno, hay veces que conectas enseguida y todo es muy fluido, y otros que no. Y creo que esto influye (positiva o negativamente) en el resultado final.
Precisamente, en octubre de 2019 realizaste un mural en Trinitat Vella con la artista Anna Taratiel (OVNI) y el colectivo de mujeres del barrio en el marco del proyecto Womart. ¿Crees que es importante impulsar proyectos artísticos donde sólo participen mujeres? ¿Desde tu experiencia personal, en estos casos se genera un ambiente diferente a cuando también participan hombres?
El sentimiento de «comunidad» creo que es muy importante para una actividad colectiva, entendiendo como «comunidad» el barrio, la escuela, una ideología … es decir, que haya un elemento que una los participantes y que se cree así un grupo cohesionado y con la misma energía. En el caso de Womart, lo que unía el grupo era una problemática especialmente acentuada por el hecho de ser mujeres y, más allá del tema artístico, esto generó un ambiente de sororidad que si hubieran participado hombres probablemente no se hubiera producido, ya que no lo sufren en primera persona.