Mur0ne

Iker Muro, más conocido como Murone es un artista y diseñador gráfico español. Su adolescencia estuvo muy influenciada por el mundo del skate y el surf. Más adelante empezó a trabajar como diseñador e ilustrador, pero a partir de 2002 decidió centrarse en el grafiti. Su obra combina un estilo figurativo y abstracto que denota aquello tangible y ficticio a través de colores vivos y figuras influenciadas por el imaginario visual de las ciudades donde pinta. Sus trabajos se pueden ver tanto en muros de gran formato como en galerías, alcanzando lugares como Rumania, HongKong, Boston, California o Indonesia.

Artista, diseñador gráfico, ilustrador, tienes un perfil creativo muy versátil. ¿Qué fue lo que te llevó a explorar el campo del Street art a principios de los 2000?

En aquel momento ya estaba inmerso en el diseño gráfico, trabajaba en un estudio de diseño como ilustrador, imprimíamos un fanzine, hacíamos fiestas, carteles, camisetas, logotipos… Empecé haciendo tags en mi barrio y tras un viaje a Berlín quedé maravillado con el boom del arte urbano. A mi regreso comenzamos a realizar intervenciones con extencils, vinilos de corte, papeles, todo valía. Fue una época muy divertida, salíamos en pandilla a bombardear, luego todo esto se fue diluyendo y mutando a lo que hago hoy día.

Tu estilo se caracteriza por las formas geométricas, que se entrelazan generando composiciones de colores vivos tanto abstractas como figurativas. ¿Qué influencia ha tenido tu trabajo como diseñador gráfico en la evolución de tu estilo artístico?

Supongo que mucha, me considero más diseñador o decorador que artista, es una palabra que genera mucho respeto. Crecí en los 90, descubrí el paint de Windows y lo flipé, seguí con ello así que, aunque mi trabajo es muy intuitivo y visceral no se aprecia hasta que ves mi proceso. El resultado son piezas que parecen medidas y estudiadas cuando en realidad son resultado de la improvisación.

Aunque hayas creado un estilo inconfundible, vas incorporando nuevas formas en tus trabajos. ¿Qué papel tiene el entorno, el contexto y la superficie donde trabajas en el proceso de creación de tus murales?

Es fundamental, me cuesta mucho hacer un boceto y llevarlo a la pared tal cual, una vez me veo en el entorno es cuando empiezo a manchar, a corregir, a divagar, muchas veces es el propio entorno o superficie el que dictamina el resultado.

¿Consideras que el contraste que generan los colores vivos en los entornos donde pintas puede aportar nuevas funciones o usos a esos espacios?

Desde luego, para mi es evidente que tras pintar un túnel, una cancha o un mural, damos un sentido diferente a lo que antes era. Por ejemplo, hace poco me comentaban que uno de los suelos que pintamos en un colegio de Málaga ha venido de perlas ahora con el tema de la pandemia, colocan a cada niño en un color y así mantienen la distancia, jaja.

Durante la ejecución de una obra en el espacio público, ¿existe una parte de improvisación o está todo planificado?

Hay un plan pero me guío mucho por mi intuición, muchas veces me encuentro con que sin quererlo, al final de la pieza, he realizado una retícula en la que todo encaja, diagonales, perpendiculares y paralelas así sin quererlo, zas! Yo diría que un 50/50.

Desde los inicios de tu carrera como artista urbano has desarrollado distintos proyectos en colaboración con otros artistas. ¿Qué papel tiene para ti la colaboración en el proceso creativo? ¿Cómo te han influido estas experiencias?

Es lo bueno que tenemos quienes venimos del grafitti, nos cuesta menos mezclarnos, para mí ha sido muy importante aprender de otros artistas pero cada vez se hace más difícil. Cada uno tiene una personalidad muy marcada y se hace complicado ceder espacio.

Además de murales también trabajas con obras de estudio, un contexto de creación muy distinto al de la calle. ¿Consideras que la creación de una obra en el espacio público aporta un valor añadido a tu experiencia personal y profesional?

Si, es evidente que la calle aporta un nivel de exposición al público brutal pero también son experiencias que no tienes en el estudio. Supongo que el truco está en encontrar el término medio, ahora quiero centrarme en encerrarme a trabajar, llevo mucho tiempo en el exterior y necesito hacer un viaje más hacia dentro.

Este 2020 has pintado un mural de 1.635m2 en la estación de TRAM Cornellà Centre en Barcelona, el más grande que has hecho hasta la fecha. ¿Qué retos te supuso el trabajar con un mural de estas dimensiones?

A parte de las dimensiones el hecho de trabajar en un túnel con trenes pasando, gente, ruido y viento hace del proyecto un reto difícil de llevar, llegas a casa con la cabeza como un bombo de todo lo que pasa alrededor, te levantas al día siguiente y a seguir, es duro.

Hace muchos años que vives en Canarias, donde se producen muchos murales. ¿Por qué crees que se ha dado este escenario y por qué hay más facilidad en desarrollar proyectos de arte urbano allí?

Supongo que vivir en un lugar pequeño hace que las cosas que parecen más complejas se hacen más sencillas, el trato con instituciones se hace más cercano, eso facilita las cosas.