Lara Costafreda

Lara Costrafreda nació en Llardecans, Cataluña. Estudió moda y artes plásticas en la BAU (Barcelona), en la Central Saint Martins (Londres) y en la PUC-Rio (Brasil). Además, tiene el posgrado en Ilustración creativa y comunicación visual por la Universidad de diseño EINA (Barcelona). Su técnica incluye diversos materiales como la ilustración, la acuarela, el óleo y recientemente se ha lanzado a la obra de gran formato: el muralismo.

Combina el trabajo de ilustradora y directora creativa de diferentes revistas y marcas internacionales con la de docente en distintas universidades catalanas. Al mismo tiempo, está involucrada en proyectos de impacto social vinculados con la cultura de paz, la justicia social y la inmigración como activista artística en la campaña “Volem acollir”, la marca de ropa de los vendedores ambulantes de Barcelona Top Manta o la campaña de arte, educación y cultura de la escuela de Llardecans (Lérida) para frenar el despoblamiento rural.

Su obra y testimonio han adquirido un reconocimiento internacional, llegando a países de todo el mundo como: Chile, México, Argentina, Reino Unido, China, Francia y Japón, entre otros.

Tu obra tiene una relación directa con la ecología, que podríamos definir como una carta de amor a la natura. ¿Qué es lo que te llevó a decantarte por trabajar alrededor de esta línea temática?

Crecí en un entorno rural, con contacto directo con la naturaleza y el aire libre. Es un vínculo inherente del cual no fui consciente hasta que me fui a estudiar diseño a Rio de Janeiro cuando tenía 22 años. Fue entonces cuando empecé a pintar elementos vinculados a la naturaleza; la de Brasil y la Mediterránea. No fue un estilo buscado, surgió de manera muy natural y aun hoy en día es una de las temáticas que más me gusta ilustrar.

Eres una artista multidisciplinaria que trabaja con un gran seguido de técnicas y soportes. ¿Cuáles son los referentes, tan artísticos como conceptuales, que han influenciado en tu obra?

No tengo unos referentes muy concretos, hay muchas cosas que me gustan o me influencian tan estéticamente como conceptualmente. Normalmente, los guardo en carpetas que reviso cada vez que empiezo un trabajo. Mi proceso de trabajo siempre inicia con un moodboard; un collage de imágenes que definen el universo visual que trabajaré en ese proyecto. Estas imágenes salen de mi archivo, pero sobre todo de la búsqueda que hago explícitamente para cada proyecto. Es una parte del proceso que disfruto mucho.

Combinas tu trabajo de artista con la docencia en universidades como BAU, LCI y Ramon Llull, en Barcelona. ¿Cuál crees que es el estado de la educación artística actual? ¿Qué virtudes y debilidades encuentras?

Yo estudié diseño de moda en una universidad que tenía una línea educativa bastante conceptual y experimental. Nos pasamos cuatro años revisando referentes que están mas cerca del arte contemporáneo y la crítica social que del armario de cualquier persona de Barcelona. La carrera me enseño una metodología de trabajo que guardo como un tesoro y que me ha ayudado en infinidad de cosas en la vida, a nivel profesional como en el campo del activismo.

Cuando terminé mi carrera, me di el golpe de realidad, que tanta frustración causo entre mis compañeros y compañeras. Todo eso que habíamos aprendido no nos servía para trabajar como diseñadora de Inditex, que era a lo que podíamos aspirar si nos quedábamos en Barcelona. No nos habían formado para el diseño de moda comercial, ni estábamos preparadas para las empresas, ni para el consumismo desenfrenado, ni por el capitalismo feroz.

En ese momento nos quejamos colectivamente de este hecho: “como puede ser que después de cuatro años de carrera no estemos preparadas para el mundo laboral?”. Esta pregunta es el inshight principal que interpela cada día a los docentes e instituciones educativas de todo el mundo. ¿La finalidad última de la educación es la de servir a un sistema productivo? ¿Nos enseña a vivir mejor la educación?

Como docente he visto como muchas universidades han cambiado su modelo para donar respuesta a la pregunta anterior. La mayoría de las universidades que conozco hacen formación capitalista; enseñan a los alumnos a desarrollar-se en el mundo laboral para que cuando salgan puedan acceder al mercado y empezar a producir rápidamente. Si lo miras fríamente, el alumnado paga miles de euros para asegurarse acceder a una posición de trabajo cuando termine. Así es como actúan los modelos educativos que conocemos.

Como dice Marina Garcés en su libro Escola d’aprenents:

“Los humanos somos quienes tenemos que aprender todo y no aprendemos nunca nada. Esta es la tragedia de la educación (…). Lo que nos hace humanos es tener que ser educados per ser.  Y que lo que nos hace humanos es que ningún sistema educativo asegura que lleguemos a aprender nada importante que nos haga mejores. La historia de la humanidad escenifica esta tragedia: es una larga cadena de aprendizaje y una cadena aun más pesada de errores. Acumulamos tantos conocimientos como incomprensión, tantos inventos como desorientación”.

Además de desarrollar tus tareas como diseñadora, ilustradora y directora creativa, estas involucrada en diferentes proyectos sociales, como Top Manta, el sindicato de vendedores ambulantes de Barcelona. ¿Como se ve representada esta parte activista en tu obra? ¿En algún momento has rechazado alguna colaboración o encargo por no seguir con tus fieles valores?

Como profesional de la comunicación, vivo constantemente alrededor de estrategias y planes de marketing para vender cosas. Un día pensé, que todo ese conocimiento podía estar al servicio de personas y proyectos que trabajaran para hacer del mundo un sitio donde todo el mundo pueda vivir con dignidad.

Bajo esta premisa, el 2016 co-impulsé, juntamente con muchos otros compañeros y compañeras del mundo de la comunicación y el activismo la campaña “Queremos acoger” y la entidad “Nuestra casa es vuestra casa”, que con los años se ha convertido en un espacio des del cual acompañamos proyectos e iniciativas sociales transformadoras. Colaboramos con muchos colectivos increíbles que hacen una tarea super necesaria y lo hacemos des del altruismo económico porque entendemos que la sociedad necesita que seamos capaces de crear alternativas que nos ayuden a vivir mejor sin necesidad de esperar una recompensa económica a cambio.

Esto entra en constante contradicción con todo en la vida, no solo en mi trabajo. Vivimos un mundo profundamente individualista donde todo se mueve por dinero, reconocimiento y poder. Es imposible escapar 100% de esta rueda porque hay que pagar las facturas a final de mes. Pero aún y ser así no deja de ser importante que seamos conscientes de ello e intentemos cambiarlo.

Ser consciente puede ser doloroso porqué ves todas las violencias del mundo en una bandeja delante de ti  y te reconoces participe de ello, pero a la vez, la consciencia es el único estado mental capaz de imaginar las cosas diferente, catapultar cambios y transformar la sociedad.

Yo trabajo para quien me ofrece una propuesta y eso siempre tiene contradicciones. Digo que no a muchas cosas, especialmente las relacionadas con bancos, ya que estos invierten mucho en arte, cultura y educación, siendo estos los mas recurrentes que me suelen llegar.  Pero aun y que tengo mucha suerte y puedo escoger bastante, todos los proyectos vienen con una contradicción debajo del brazo.

Con el tiempo he aprendido que normalmente no podemos decidir de donde nos entra el dinero, pero si donde lo ponemos. Y yo intento invertirlos en esa gente y aquellas iniciativas que trabajan para hacer un mundo mas justo; compro en cooperativas y proyectos de consumo responsable, ecológico y de proximidad. Así como invierto mi tiempo libre poniendo mis conocimientos en comunicación al lado de reivindicaciones sociales, dono dinero cuando puedo e intento generar un impacto positivo en lo que puedo. No siempre lo consigo, esta claro, pero me esfuerzo mucho en ello.

Tus ilustraciones se han hecho famosas en todo el mundo, pero sobre todo han tenido mucha repercusión en Asia. Has tenido la oportunidad de hacer una presentación de tu trabajo en Shanghái, ¿cómo es trabajar con personas que tienen una cultura tan diferente a la tuya? ¿Qué aspectos debes tener en cuenta a la hora de presentar un proyecto en la China?

Todo empezó de casualidad. Una conocida trabaja en una empresa de moda y me llamó un día para pedirme un favor. Había invitado un grupo de periodistas chinos a Barcelona y aburridos de los típicos tours turísticos, le pidieron visitar pequeños talleres de creadores i creadoras de la ciudad. En media hora tenia 30 periodistas y una representante de una empresa de zapatos chinos en mi estudio. Me hicieron una entrevista muy curiosa y se fueron.  Al día siguiente me propusieron ilustrar la nueva campaña de la marca de zapatos y un mes más tarde estaba en Shanghái presentándola.

Aquella experiencia me conecto con muchas personas que me fueron proponiendo proyectos. Actualmente hay una agencia que representa mi trabajo en la China y antes del Covid19 había ido un par de veces a presentar proyectos.

Sobre las diferencias culturales diría que trabajar para culturas diferentes a la nuestra es siempre un aprendizaje, pero en este tipo de proyectos casi no hay diferencias trascendentales. Las agencias de publicidad trabajan igual en todo el mundo.

 

Te has adentrado al mundo del muralismo de gran formato, una de las obras que has realizado en este sector ha sido un mural de gran formato en el barrio de La Florida en el Hospitalet del Llobregat. Esta intervención se enmarca en el Pla Integral Les Planes Blocs la Florida, y surgió a partir de una sesión participativa con los niños y jóvenes del Esplai La Florida. ¿Como ha sido la experiencia a la hora de ejecutar un mural durante un proceso participativo?

Muy satisfactoria, especialmente por la facilidad con la que el equipo de Rebobinart gestionó la producción y ejecución del mural.

La mayoría de los murales de gran formato que he hecho hasta ahora están impresos en papel de pared ya que los clientes pedían una técnica de ilustración (acuarela) que hubiese sido muy difícil de hacer en directo sobre la pared.

Hace un par de años pinté los 700m2 de la escuela rural donde estudié des de pequeña con mi hermano, Titilamel, que también se dedica a la ilustración, y aun y que hice un máster que me sirvió para afrontar los proyectos murales que he hecho, he aprendido mucho con Rebobinart.