Ampparito artista urbano

Ampparito

Ignacio Nevado, más conocido como Ampparito, nació en 1991 en Madrid. Estudió Bellas Artes, y una vez terminó de formarse empezó a trabajar para una agencia publicitaria en Londres. Gran parte de sus obras las podemos encontrar en el espacio público. Estas instalaciones consiguen tergiversar la visión habitual de determinados elementos, y sorprender al público de tal manera que éste debe detenerse para poder entender su significado. Ampparito busca establecer un diálogo entre la obra y la persona que la observa, la quiere hacer pensar, pero sin guiarla hacia un significado concreto, quiere conseguir que cada uno cree su propia opinión respecto a lo que está viendo en un momento y un lugar determinados. De esta manera sus instalaciones influyen de manera totalmente diferente en cada persona que se detiene a observarlas.

Estudiaste Bellas Artes en Madrid y luego te fuiste a Londres, dónde trabajaste en una agencia de publicidad. ¿Qué motivó que empezaras a desarrollar tu práctica artística en el espacio público?

Cuando dejé la universidad me encontré con dos problemas, el primero, a pesar de seguir con mi práctica artística no tenía manera de mostrar lo que creaba por no tener acceso a galerías, instituciones u otros canales. El segundo, la incapacidad de poder almacenar lo que estaba haciendo. El realizar piezas en la calle solventaba ambos.

Tu obra no se puede encapsular dentro de un único estilo artístico. ¿Dirías que más que un estilo has desarrollado una metodología o práctica artística que parte de la subversión del significado de los objetos? 

Me gusta verlo así. No tengo un estilo formal reconocible por una estética marcada. Lo que unifica mi trabajo es el método a través del cual abordo los temas. Un recurso que uso normalmente es el ataque a la funcionalidad de los elementos o situaciones, si bien no es el único. Me gusta destruir la utilidad para poder construir desde otras premisas más poéticas o simbólicas. Me encanta hacer metáforas de procesos mecánicos o que aparentemente carecen de interés y tomarme de manera literal figuras retóricas. En ambas ocasiones hago lo que se supone que no hay que hacer, es como llegar el primero a un lugar que no ha sido explorado no por inaccesible si no por falta de interés. Esta metodología que aun estoy construyendo implica abordar temas complejos desde un punto de vista pretendidamente naif, con el objetivo de crear dobles sentidos, alegorías o absurdos que rompan aquello que damos por sentado.

El filósofo Franco Bifo Berardi afirma que los humanos tienen la tendencia de actuar como un rebaño, porque los significados, las normas y nuestras funciones e identidades están predeterminadas por un sistema socioeconómico. ¿Cómo relacionarías tu obra con esta condición? ¿Crees que el arte abre un espacio para cuestionarla?

No creo que sea tanto cuestionarla cómo tenerla en cuenta para usarla como herramienta de creación. El ser humano en grupo es capaz de lo mejor y de lo peor, las capacidades de juicio racional se nublan y saltan a la palestra nuestras pasiones, con lo que ello implica. Por esto me parece interesante, porque sale a relucir comportamientos sin maquillar, más espontáneos y verdaderos. No obstante depende de la pieza. Algunas necesitan de la intimidad o sentirse seguro para interactuar con ellas y no dejarse llevar por la vergüenza que sentimos cuando somos parte de una masa y no queremos resaltar o quedar mal.

¿En el desconcierto que generan tus obras más poéticas, existe un trasfondo crítico que busca desafiar el sentido común?

El desconcierto es muy poderoso para activar la curiosidad. Más en un ambiente lleno de estímulos como es la calle. En todas mis obras hay una relación extraña con el sentido común, el hecho en sí de realizar muchas de ellas ataca directamente a este y es de ahí donde nace el desconcierto. ¿por qué alguien haría algo en contra de sus intereses? ¿por qué hacer esto de una manera tan complicada? Este es el detonador. Sobra decir que el sentido común es el menos común de los sentidos.

Algunas de tus obras tienen una línea más interactiva. ¿Cómo influye la participación del público en la activación de estas obras?

En estas piezas lo realmente interesante es el comportamiento de las personas. La parte objetual es simplemente el dispositivo que permite o incita una suerte de performances llevadas a cabo por el público de manera espontánea.

Precisamente, en enero de 2019 realizaste una intervención en el Mercado de Sant Antoni en Barcelona que invita a interactuar. ¿Qué relación existe entre la intervención y la participación de los peatones? ¿Qué inspiró esta pieza en concreto?

En este caso la participación lo es todo. La pieza nace de una reflexión sobre la neutralidad en las competiciones o más ampliamente la imposibilidad en esa búsqueda de equidad. En los deportes se busca que dos contrarios se enfrenten en un terreno en igualdad de condiciones, algo imposibles si tenemos en cuenta que cada persona es de su padre y de su madre, nació en contextos socioeconómicos distintos y tienen una programación genética que les viene impuesta. Hay un gran impacto del azar en todo, y esta propuesta lo amplía a ese terreno de juego. Nadie eligió su estructura ósea o su capacidad cardiaca, por lo que en esta pista se añade otra variable más que puede jugar a favor de alguien que no tenga las capacidades para ser el mejor, hay esperanza. Aun así, si pierdes, siempre se le puede echar la culpa a la pista.

Algunas de tus obras tienen una línea más interactiva. ¿Cómo influye la participación del público en la activación de estas obras?

En estas piezas lo realmente interesante es el comportamiento de las personas. La parte objetual es simplemente el dispositivo que permite o incita una suerte de performances llevadas a cabo por el público de manera espontánea.

Precisamente, en enero de 2019 realizaste una intervención en el Mercado de Sant Antoni en Barcelona que invita a interactuar. ¿Qué relación existe entre la intervención y la participación de los peatones? ¿Qué inspiró esta pieza en concreto?

En este caso la participación lo es todo. La pieza nace de una reflexión sobre la neutralidad en las competiciones o más ampliamente la imposibilidad en esa búsqueda de equidad. En los deportes se busca que dos contrarios se enfrenten en un terreno en igualdad de condiciones, algo imposibles si tenemos en cuenta que cada persona es de su padre y de su madre, nació en contextos socioeconómicos distintos y tienen una programación genética que les viene impuesta. Hay un gran impacto del azar en todo, y esta propuesta lo amplía a ese terreno de juego. Nadie eligió su estructura ósea o su capacidad cardiaca, por lo que en esta pista se añade otra variable más que puede jugar a favor de alguien que no tenga las capacidades para ser el mejor, hay esperanza. Aun así, si pierdes, siempre se le puede echar la culpa a la pista.

Normalmente, en tu perfil podemos encontrar una contextualización de tus proyectos. ¿Por qué es importante para ti aportar esta parte de contexto? ¿Crees que puede condicionar la lectura de tus obras?

Como ya he mencionado el contexto es el inicio de todo. Me gusta personalizar las obras, creo que la mayoría de artistas lo hacen. Enclavarlas en un lugar y un tiempo que apele a lo que sucede en ese momento, no obstante en el momento en que se crea algo se deja de tener control sobre ello y es el público quien con su experiencia, vivencias y demás da sentido (o no) a la pieza.

Por útlimo, ¿por qué crees que ha habido un crecimiento exponencial de proyectos de arte urbano en el ámbito local e internacional en los últimos años?

Creo que la impermeabilidad de los lugares expositivos empujaron a los creadores a buscar espacios donde mostrar sus obras, buscar alternativas y tirar por el camino de en medio. Lo democrático de actuar en la calle fue clave, cualquier persona podía hacerlo, nadie esperaba nada así que todo era sorprendente. También en un ambiente post crisis fue clave a la hora de hacer obra pública de bajo coste, se suele decir que interesa a políticos porque un mural dura lo que una legislatura.