WOMART by Aïda Gómez

Aïda Gómez

Aida Gómez nació en Madrid en 1986. Estudió escultura en la Kunsthochschule Weißensee de Berlín y Bellas Artes en la UCLM de Cuenca, España. Su técnica abarca diversos materiales, instrumentos y combinaciones de elementos, que crean un universo propio construido a partir de posters, hilos, tejidos, carteles publicitarios, pegatinas, etc. Trabajando con juegos de lenguajes, crucigramas y la sustitución de los códigos sociales en nuestro entorno cotidiano, Aida Gómez busca una forma de capturar y desafiar la visión de los peatones para desconfigurar la realidad urbana y dotarla de nuevos sentidos irónicos y desenfadados. Sus obras se han expuesto en festivales y galerías de Holanda, Inglaterra, España, Polonia, Alemania, Colombia y Portugal, consiguiendo así un prestigio internacional.

Estudiaste Bellas Artes en Castilla-La Mancha y Escultura en Berlín. ¿Qué motivó que empezaras a desarrollar tu práctica artística en el espacio público?

La calle es un terreno fértil con un dinamismo fantástico, y eso me enganchó desde el primer día. Trabajaba de manera colectiva en el espacio público antes de empezar a estudiar arte, así que traté de implementar lo que aprendí durante mis estudios, a la calle. Lo sacaba todo.

Naciste en Madrid, has vivido mucho tiempo en Berlín y has hecho residencias artísticas en Polonia, Islandia, Holanda… ¿Cómo ha influido el hecho de formarte en ciudades y países con culturas diferentes en la evolución de tu estilo artístico?

Vivir en diferentes países es siempre enriquecedor, lo recomiendo mucho. Las personas que he conocido en cada país, cada una con su manera de ver el mundo, han ampliado mis horizontes y me han enseñado muchas cosas que aplico no solo en mi trabajo, sino también en el terreno personal.

A través de tus intervenciones abarcas la saturación de imágenes e información en la cotidianidad desde una perspectiva poética y creativa. ¿Qué efectos consideras que puede tener el arte para cuestionar lo jerárquico y lo sistemático establecido?

Pienso que no hay que dar nada por sentado, eso solo valdría para transformarnos en seres obedientes y aburridos. Como dice Donna Haraway, es necesario contar las historias desde nuevas perspectivas y ponerlas en común con el público.

Precisamente, tus obras tienen un fuerte vínculo con el espacio público, accesible a toda la ciudadanía. ¿Cómo intervienen el contexto y el entorno de tus obras durante tu proceso de conceptualización?

Es completamente inútil plantear ningún trabajo en el espacio público sin conocer antes su funcionamiento y orden innatos. Desconocer o ignorar el contexto es problemático.

Muchas de tus intervenciones desafían las nociones de sentido común y de los códigos sociales a través de lo lúdico y del juego. ¿Consideras que es un modo de desafiar la condición pasiva de aquellos que se observan tu obra?

Es más bien una invitación a crear algo juntos. Creo que lo participativo de mis piezas está vinculado a su presentación en la calle. Lo normal es que el espectador interactúe en el espacio público, porque es su entorno.

Normalmente trabajas con la subversión de materiales y elementos ordinarios del paisaje urbano. Dentro del ritmo imparable del día a día, ¿hayas en el desconcierto un método eficaz para llamar la atención del público e invitarlo a parar y reflexionar?

Personalmente, me encantan las sorpresas y creo que en el desconcierto pueden surgir asociaciones mentales maravillosas, incluso regalarnos nuevos enfoques.

A la hora de plantear las primeras líneas de un proyecto, ¿trabajas primero con el soporte y el material y después con el mensaje y la idea o a la inversa?

Normalmente trabajo primero la idea y luego entro en harina con el tema de los materiales.

En 2018 hiciste una intervención al marco de Womart, un proyecto que pretende dar visibilidad al trabajo de mujeres artistas, sobretodo en el sector del arte urbano. ¿Consideras que en alguna ocasión tu trabajo se ha visto afectado por el hecho de ser mujer?

Cuando he trabajado en grupos mixtos, nunca he recibido un trato diferente al de mis compañeros hombres. Pero en esos grupos mixtos, surge la primera diferencia y es que la presencia masculina suele ser superior. Se están viendo mejoras poco a poco en este ámbito, pero aún quedan muchos muros que derribar.

Por útlimo, ¿por qué crees que ha habido un crecimiento exponencial de proyectos de arte urbano en el ámbito local e internacional en los últimos años?

Creo que los vínculos que se crean entre los vecinos y los artistas son muy enriquecedores para ambas partes. Doy y recibo mucho amor en cada lugar en el que trabajo.